En la compleja tela que teje la sociedad estadounidense, uno de los hilos más tensos y debatidos es la relación entre las fuerzas policiales y las personas de origen latino o hispano.
Antes de sumergirnos en datos y casos concretos, es esencial recordar una premisa fundamental:
La calidad moral de una persona no está determinada por su religión, color de piel, estatura, peso, procedencia o idioma materno.
Ser «buena» o «mala» persona es algo que se forja a través de las decisiones individuales, de las acciones que tomas y de sus consecuencias.
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En este vasto país, como en cualquier otro, encontramos individuos de todo tipo, independientemente de su origen étnico o cultural. La bondad o la maldad no depende de la tierra donde naces o donde vives. En absoluto. Es tiempo ya de desterrar las falsas creencias al respecto. Los juicios a las personas deben estar basados en sus actos y deben ser realizados por los tribunales.
¿Hay discriminación en la detención de personas hispanas?
Las estadísticas sugieren una disparidad preocupante en las detenciones de personas hispanas en comparación con otros grupos étnicos en Estados Unidos.
En los últimos cinco años, numerosos informes han documentado un patrón alarmante: las personas de origen latino son detenidas a tasas desproporcionadamente altas en relación con su representación en la población general.
Si bien la situación de segregación, especialmente en las personas migrantes indocumentadas, les empuja en muchos casos a tomar malas decisiones y cometer actos delictivos, la raíz de esa situación no está ni en su origen ni en su cultura ni en su piel. La raíz del problema está en la situación de vulnerabilidad y desprotección social en la que se encuentran.
En 2019, la American Civil Liberties Union, la ACLU (que por cierto no tiene web con información en español, lo que supone un hecho discriminatorio en sí mismo), publicó un informe que revelaba que los latinos y los afroamericanos son detenidos de manera desproporcionada en relación con su participación en la población.
Este hallazgo es aún más impactante si consideramos que las tasas de delincuencia no necesariamente reflejan estas disparidades en detenciones.
Casos y noticias recientes:
En ocasiones hay que bajar al terreno tangible de los casos individuales para hacernos una idea real de lo que puede estar ocurriendo de manera generalizada.
Así, por ejemplo, en 2021, en el estado de Arizona, un video se hizo viral mostrando la detención de una mujer hispana por parte de agentes de la Patrulla Fronteriza. Las imágenes mostraban un uso excesivo de la fuerza y una clara falta de respeto hacia los derechos de la detenida.
Unos años antes, en 2018, en la ciudad de Nueva York, el Departamento de Policía fue demandado por perfiles raciales y detenciones injustificadas de personas latinas en el metro. La demanda alegaba un patrón de discriminación sistemática por parte de las fuerzas del orden.
Una vez más, estos casos no se debieron a las malas decisiones y actos delictivos de las personas, sino a su aspecto físico determinado por su procedencia.
En 2020, por ejemplo, un informe del Departamento de Justicia encontró que el Departamento de Policía de Ferguson, Missouri, tenía un patrón de discriminación racial, incluida la detención desproporcionada de personas negras y latinas, de manera continuada y sostenida en el tiempo.
Estos son solo algunos (muy pocos) ejemplos de casos que han captado la atención pública y han generado preocupación sobre la discriminación en las detenciones de personas hispanas en Estados Unidos.
¿Qué se puede hacer?
La detención de personas hispanas en Estados Unidos plantea preguntas incómodas sobre la equidad y la justicia en el sistema legal. Si bien es cierto que la calidad moral de una persona no se puede determinar por su origen étnico, los datos y casos recientes sugieren la existencia de patrones preocupantes de discriminación en las detenciones.
En un país que se enorgullece de sus valores de libertad y justicia para todos, es fundamental abordar estas disparidades y trabajar hacia un sistema legal más equitativo y justo para todos sus ciudadanos.
En un país cuyo lema es «con libertad y justicia para todos«, la igualdad ante la ley es un principio fundamental.
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Sin embargo, la realidad a menudo nos muestra que esta igualdad es más una aspiración que una realidad palpable, especialmente para ciertas comunidades, como la latina o hispana en Estados Unidos.
Es esencial reconocer que el conocimiento de nuestros derechos en caso de una detención no es solo un privilegio, sino también una herramienta poderosa para nivelar el campo de juego en situaciones de detención.
Cuando entendemos nuestros derechos, podemos desafiar el abuso de poder y exigir un trato justo y equitativo bajo la ley.
La conciencia de nuestros derechos no solo protege a los individuos de posibles abusos por parte de las fuerzas del orden, sino que también fortalece el tejido mismo de la democracia y la justicia.
Cuando las personas conocen y ejercen sus derechos, se empoderan a sí mismas y a sus comunidades. Esto no solo promueve la rendición de cuentas y la transparencia en las acciones de las autoridades, sino que también fomenta una sociedad más justa y equitativa para todos.
Además, el conocimiento de nuestros derechos en situaciones de detención puede tener un impacto transformador en la percepción y el tratamiento de las comunidades latinas e hispanas en Estados Unidos.
Al exigir un trato justo y respetuoso bajo la ley, desafiamos los estereotipos y prejuicios arraigados que pueden perpetuar la discriminación y el trato desigual.
En última instancia, el acceso a la información sobre nuestros derechos es un derecho en sí mismo, uno que debe ser protegido y promovido en todas las comunidades, independientemente de su origen étnico o cultural.
En un país que se enorgullece de su diversidad y su compromiso con la igualdad, el conocimiento y la defensa de nuestros derechos como latinos e hispanos es fundamental para construir un futuro donde la justicia sea verdaderamente accesible para todos.